Con Aurora, lectora-protagonista número 7000 |
Como ya muchos sabéis, cada vez que logro conocer a quinientos lectores que se suman a esta promoción, me suelo hacer una foto y obsequiar con algún que otro libro a quien, tras mi llamada, decida adquirir el ejemplar con el que me presento.
El día de ayer, martes, ocho de noviembre, me desperté cargado de unas ganas increíbles por conocer al lector o lectora número 7000.
Sin duda alguna, iba a ser una gran jornada.
Para nada el día gris, el gélido viento, las frías gotas y las bajas temperaturas iban a ser un obstáculo. Además, por si fuera poco, tenía decidido acercarme hasta la ciudad de Pamplona. Sí, desde Haro, el desplazamiento dura una hora y media, pero la ocasión, todo hay que decirlo, bien merecía la pena.
Con todo, la experiencia me indicaba que la gente de allí no solamente leía, sino que también, algunos, hasta hacían caso a esos que un día decidimos perseguir nuestros sueños.
Me presentaría ante los habitantes, como escritor que busca lectores, dispuesto a conocer y dedicar de primera mano a quien quisiera adquirir ese ejemplar número 7000.
Una vez con el coche en movimiento, descubrí que el camino se tornó lluvioso. Observé también que las primeras nieves ya se acumulaba en las sierras, disfruté después del intenso tráfico que imperaba en la ciudad y, al fin, logré aparcar el coche en una de las calles conformadas entre altos y desconocidos edificios. Una vez cargado con mis libros (entre ellos se encontraba el número 7000), me apresuré por tomar un merecido café, para recomponerme del viaje. Tras ello me puse manos a la obra.
La puerta del portal más cercano a la cafetería se abrió. Luego me llegué hasta el ascensor y subí al último piso. Entonces, ahora sí, comencé con mi labor de búsqueda de lectores.
Sumados a la intemperie, al desplazamiento y al transcurrir de los minutos y las horas, los "noes" hallados tras las puertas, se iban conformando como una gran losa a transportar.
Pero eso no importaba.
En mi cabeza brillaba, como siempre lo hace, la siguiente premisa:
Sergio, nunca nadie te dijo que fuera a ser fácil.
Y de esa manera fueron transcurriendo las horas, ofreciendo alguna que otra explicación, regalando tarjetas que muestran un enlace a este blog y recibiendo, literalmente, un portazo tras otro en las narices.
Pero de pronto, a eso de las trece horas y media, una nueva puerta se abrió y Aurora apareció tras ella. La mujer, sorprendida en un primer instante, me atendió de manera amable (también hay muchos que lo hacen, todo hay que decirlo). Pero no solo eso, Aurora escuchó atentamente la perorata que hacía referencia a mi historia como escritor que intenta hacerse un hueco en este mundillo y a esa sexta publicación "¿Y por qué no?" con la que me había presentado.
-Cuando hablas -recuerdo que me dijo con el libro entre sus manos- resultas muy creíble.
Pocas veces habían escuchado mis oídos palabras similares.
Entendí que la magia de entablar una nueva conversación con una auténtica desconocida había surgido nuevamente, y fue en una de éstas, cuando Aurora me comentó que tenía un pequeño que comenzaba a hacer sus pinitos en eso de la lectura. Entonces, tras dedicar el libro con el que me había presentado, quise obsequiarle con "La Rioja y sus pueblos entre cuentos. Vol. 1" y dedicárselo a Markel, ese pequeño y futuro gran lector.
Luego de hacernos la foto que ilustra esta entrada, nos despedimos con un par de besos. La puerta se cerró y, al dar el primero de los pasos que me llevaban al siguiente timbre, el frío, la lluvia, la pesadez de las horas infructuosas y sobre todo la mochila cargada de numerosos "noes", cayeron de mi espalda para conformarse en esos férreos escalones que me muestran el camino a seguir. Decidido me subí a ellos, oteé un nuevo horizonte y mi dedo pulsó una vez más. Siempre dispuesto, eso sí, a entablar una nueva conversación y... ¿por qué no? a dedicar un nuevo libro al lector número 7001 que ayudaría a dar más base a esta historia.
Solo sé que son personas como Aurora, las grandes protagonistas de esta historia.
¡Gracias!
Cada día me siento más ilusionado por poder atesorar experiencias como la contada, porque, a pesar de las innumerables dificultades que puedes hallar en tu camino, una cosa está más que clara:
Hay que buscar siempre el valor que nos impulsa a perseguir nuestros sueños.
Habrá muchos obstáculos y es probable que nunca lleguemos a conseguirlos, pero no hay duda de que si te muestras constante e ilusionado, tu calidad de vida cambia de manera considerable. Porque a fin de cuentas
¿hay algo más valioso que ser el artífice de tu propio camino?
"Soñar el sueño imposible,
luchar contra el enemigo imposible,
correr donde valientes no se atrevieron,
alcanzar la estrella inalcanzable.
Ese es mi destino."
Don Quijote
M. de Cervantes
Comentarios
Publicar un comentario